Creó Green Glass en el año 2011, inspirado en encontrar una solución para el destino de las botellas de vidrio en su país, Chile. Luego de presentar el proyecto en la materia de emprendimiento que estaba cursando en la facultad, que resultó reprobado, Oscar no se desanimó y pasó todo un verano juntando botellas para cortarlas y convertirlas en vasos.
Decidió dejar la facultad y enfocarse 100% en el negocio que había ideado: crear objetos a partir del reciclado de vidrio. Oscar no estaba equivocado: hoy su empresa fabrica 30 mil vasos al mes y ha vendido productos en unos 25 países. Green Glass formó un círculo de vinculación entre los recicladores que recolectan la basura de las calles, los centros de reciclaje y sus propios talleres.
Son miembros del World Trade Fair Organization. Los recicladores recogen las botellas, en el centro de reciclaje las limpian y de ahí pasan al taller, donde se vuelven a limpiar, se cortan, pulen y se les suma el diseño, se envuelven y despachan. La estrategia principal de crecimiento fue a través de las redes sociales y del comercio online. Green Glass tiene una táctica agresiva en las redes, con ritmo incesante de posteos, stories y en constante innovación, mucho contacto directo con los clientes y todo en función del concepto de marca que resume en cada publicación.
Con el público ya atento a sus contenidos, Green Glass segmenta y personaliza para concretar las ventas y se mantiene en movimiento incesante, no sólo en la venta de productos sino -haciendo honor a su origen y espíritu- realizando asociaciones con ONG ambientalistas, donaciones y demás acciones de bien público.