Cada vez más son los ejecutivos que me contactan para formularme un pedido más o menos similar: “Con esta cultura que tenemos en la empresa no vamos a lograr jamás los objetivos que nos propusimos, tenemos que cambiar -y evolucionar-. Por favor, te pido que hagas un par de actividades para que la gente cambie y así podamos alcanzar las metas”.
La cultura de una empresa puede ser definida de una manera bien simple: es la manera de hacer las cosas en una organización, es el comportamiento cotidiano y la reacción de sus integrantes ante determinados estímulos. Es lo que podemos percibir inmediatamente al cruzar sus puertas y mantener un diálogo con cualquiera de sus integrantes. Desde mi punto de vista, la oportunidad de compartir experiencias deportivas o de cualquier tipo – happy hours, actividad de voluntariado, salidas, una película, una conferencia, etcétera-, siempre son una inversión de recursos (económicos, de tiempo, de espacio) que repercuten positivamente en la cultura organizacional, en tanto y en cuanto sean parte de un proyecto más amplio que las incluye y no se acota a ellos.
La cultura de una empresa es la manera de hacer las cosas, es el comportamiento cotidiano y la reacción de sus integrantes ante determinados estímulos
Cuando está planificado como parte de un proceso completo -y no como un suceso aislado-, brinda la posibilidad de ofrecer un marco social para compartir una vivencia diferente, en el que se pueden horizontalizar los vínculos y se pone un objetivo común que trasciende a los integrantes del grupo.
En la era de la flexibilidad, generar “espacios de conexión”, que sean inclusivos, coherentes y consistentes en el tiempo, ofrecen un momento muy valorado por los colaboradores y se convierten en espacios aspiracionales. Desde ya, son opciones que manejan las empresas para juntarse alrededor de un tema y no de una persona, donde el centro de atención será una pantalla en la que no se proyectará un PowerPoint, sino, por ejemplo, un espectáculo deportivo.
Soy de los que piensan que la gente puede olvidar qué le decimos, pero siempre recordará cómo los tratamos. Al día de hoy tengo grabado en mi memoria la primera vez que vi un partido de fútbol en la sala de capacitación de la oficina, en conjunto con mis colegas de trabajo, en el Mundial de fútbol de 1990. ¡Han pasado 25 años y recuerdo como si fuera hoy cada momento y cada celebración de aquel momento!
la gente puede olvidar qué le decimos, pero siempre recordará cómo los tratamos
Si queremos generar espacios laborales participativos, innovadores y atractivos para las generaciones más jóvenes, es una alternativa que será muy valorada, y será una excelente oportunidad de poner en práctica lo que se predica. Por lo tanto, bienvenida? ¡y a disfrutar del momento!
Fuente: Humanize Consulting.