Los procesos de creación de valor en innovación y emprendimiento tienen aún una tarea pendiente por resolver y es el salir a la vida cotidiana a observar a las personas en su contexto y conectarse, en consecuencia, con buenas historias que develen necesidades reales. Durante este proceso nos encontraremos con oportunidades latentes que llevan mucho tiempo esperando por alguien que sea capaz de entender un problema en profundidad y accionar soluciones simples en base a desafíos bien validados.
Las ofertas de valor tienen antes que una buena idea, una necesidad por resolver y esto implica ir mucho más allá que sólo hacer un registro de corte etnográfico. Significa realmente entender cuáles son las motivaciones de las personas y preguntarse con legítimo interés en el otro, cuáles son los aspectos determinantes en la configuración de su determinada realidad. Esto implica, necesariamente, entrenarse en no cerrar el entendimiento de los problemas antes de tiempo con soluciones que vengan de una realidad que es más bien propia del observador que del observado.
Se trata, por lo tanto, de darse cuenta de aquello que no es necesariamente evidente y dejar los “se me ocurre que…” para etapas posteriores. Estos vendrán a su tiempo y de la mano de un buen proceso y de buenas herramientas, las cuales permitirán, luego de la necesaria validación, el logro de propuestas de valor consistentes y relevantes para otros.
La observación no es hoy sólo terreno de la intuición, esta requiere del uso y conocimiento de técnicas, la mayoría de las veces simples, que van desde el modo de preguntar hasta la manera como se sintetiza y comunica lo observado.
La empatía es un punto de partida fundamental para un equipo de innovación y emprendimiento, pues si este trabaja con focos estratégicos así como con dinámicas colaborativas y de exploración, será rápidamente inspirado a la acción con un nivel de certeza que trascenderá a la buena idea.
La empatía es un punto de partida fundamental para un equipo de innovación y emprendimiento
El camino que permite visualizar y trazar un buen proceso de observación hace que todas las iniciativas de creación de valor tengan un sentido y sean coherentes para toda una organización innovadora o un equipo de emprendedores. Les entrega una mirada consistente, no sólo para el hoy sino que formula incluso una invitación concreta para una mirada de futuro que es indeclinable.
El prototipo de concepto, utilizando cualquier medio disponible para ello -de baja o alta resolución- luego de un buen proceso de análisis y síntesis, es también parte fundamental del cómo hacer observación. No hay exploración de necesidades relevante (abstracción) sin un buen proceso de validación tangible y colaborativo (concreto).
En lo evidente y obvio que en oportunidades parece una necesidad luego de ser “develada”, está precisamente su valor así como lo latente de ella está, la mayoría de las veces mucho más cerca de lo que pensamos. El entrenamiento en la búsqueda de necesidades y no de soluciones es hoy una condición para abrir posibilidades así como también la capacidad de integrar, documentar y gestionar el conocimiento explícito e implícito presente en las mismas organizaciones.
En síntesis, estamos ante la posibilidad cierta de que el trabajo cotidiano de los colaboradores de una empresa pueda tener sentido y que para un equipo de emprendedores la creación de significado relevante los lleve a ir más allá de la solución específica y puedan por lo tanto, contar con un punto de convergencia que justifique todos los esfuerzos propios del diseño de una oferta de valor y facilite enormemente la toma de decisiones.
Para Innovación.