El fin de la privacidad (Parte 4)

Seguramente hoy en día la mayoría de nosotros poseemos un teléfono inteligente, participamos en al menos una o más redes sociales y utilizamos algunos otros servicios online. También nos animaríamos a decir que a la mayoría de nosotros nos da pereza leer los “famosos” términos y condiciones cuando nos inscribimos en algún servicio, rellenamos varios formularios sin saber a dónde van a parar nuestros datos y no le prestamos mucha atención a los permisos que las aplicaciones móviles nos solicitan. El objetivo de este artículo es que podamos comprender cuán expuestos podemos estar si no tomamos al menos algunas medidas para protegernos.

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Dispositivos móviles

Los smartphones y tablets son hoy nuestro principal medio de acceso a Internet y otras redes. Aquí, algunas cuestiones relevantes para tener en cuenta.

Muchas veces la funcionalidad es enemiga de la seguridad. A esto no escapan nuestros dispositivos móviles, ya que al ingresar en el mundo de las aplicaciones (apps) debemos tener algo más de cuidado y leer correctamente los permisos que éstas nos solicitan.

En nuestra experiencia, y en general, esto no se tiene en cuenta y es justamente allí donde ciberdelincuentes pueden aprovecharse de nuestra falta de control para apropiarse de nuestros datos.

Veamos a continuación las diferentes opciones que se nos presentan al querer instalar la aplicación de Facebook, tanto en iOS (sistema operativo de iPhone) como así también en Android.

Instalación de apps

Luego de lo expuesto hasta aquí es inevitable la siguiente pregunta: ¿Aplicaciones sí o aplicaciones no? Haga clic aquí para leer una nota sobre el tema.

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Nuestros teléfonos hablan por nosotros

No solo debemos fijarnos en las aplicaciones, sino también en nuestra conectividad. El continuo avance de tantas apps “imprescindibles para nuestra supervivencia digital” y el no acompañamiento de las redes celulares (por lo menos en nuestra región) muchas veces nos llevan a la tentación de conectarnos a redes Wi-Fi abiertas para poder seguir conectados “al mundo”. Y es justamente allí donde nuevamente perdemos mucho más de lo que ganamos.

Haga clic aquí para ver algunos de los riesgos a los cuales estamos expuestos cuando dejamos nuestra conexión Wi-Fi encendida en el móvil sin ningún tipo de control o cuando nos conectamos a cuanto Wi-Fi abierto encontremos.

El desarrollador correcto

Existen infinidad de aplicaciones con nombres similares entre sí, por ejemplo: WhatsApp y WhatApp. Muchas veces este tipo de acciones (dar de alta aplicaciones con nombres similares) se realiza por puro marketing, ya que algún que otro distraído instalará estas aplicaciones, dándole así mayor rating, posicionándose en un mejor puesto y en muchos casos se dejará instalada y se usará. Antes de instalar cualquier aplicación es recomendable chequear el desarrollador, cantidad de descargas y comentarios. Con todos estos datos podemos asegurarnos que la aplicación que estamos por instalar es la correcta.

Cuando no depende de nosotros

“La vida es corta. Ten una aventura” son las frases que nos encontramos al ingresar en la llamada “Red social de Infieles”, la cual tiene como objetivo facilitar la comunicación y encuentro entre personas (las que en su gran mayoría desean cometer adulterio). Para poder darnos cuenta de esto basta con mirar las primeras opciones que se nos presentan al desplegar su menú de búsqueda.

Generalmente los usuarios que se registran en estos sitios confían que su información está resguardada y nunca será expuesta, pero en este caso no fue así: los datos personales de más de 37 millones de usuarios fueron expuestos en forma pública luego de que Ashley Madison sufriera un ataque, causando de esta manera distintos tipos de problemas: suicidios, separaciones, divorcios, empleados despedidos,  opresión en algunos países debido a la inclinación sexual de algunas personas, chantajes. Si bien este fue uno de los últimos casos conocidos, no fue ni va a ser el único.

Conclusiones

Con este artículo pudimos apreciar que si bien el cuidado de la privacidad no depende 100% de nosotros, sí lo hace en un gran porcentaje. Es allí donde debemos trabajar para elevar el umbral de nuestra seguridad lo más alto posible.

Por otro lado, debemos comenzar a leer las políticas de privacidad de los distintos sitios antes de aceptarlas y tener el debido cuidado al considerar en cuáles nos damos de alta. Así, armados de conocimiento, podremos transitar una vida digital un poco más segura.

Fuente: Revista Users – www.redusers.com

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